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Foto del escritorSilvia Berdejo Gomez

El Teletransporte

Desde que inventaron el Teletransportador nuestra vida se ha vuelto muchísimo más fácil. Antes si tenías que trabajar una temporada fuera del país, tenías que cambiarte de residencia, con todos los trámites que eso conlleva. Sin embargo ahora no es necesario, con el Teletransportador puedes viajar a cualquier parte del mundo y luego volver directamente a tu casa, sin necesidad de hacer colas o esperar el tren.

Este gran cambio en la sociedad, tuvo sus ventajas y sus desventajas, ya que muchas personas se quedaron en el paro. La gente ya no necesitaba autobuses, metro o aeropuertos para ir a cualquier parte. Con esta máquina revolucionaria que todos teníamos en nuestras casas, podíamos ir a donde quisiéramos y toda esa gente que perdió su trabajo, tuvo que buscar ingresos de otra forma, tal y como ha pasado a lo largo de la historia.

Yo estoy a favor del teletransporte, resulta comodísimo terminar la jornada laboral y poder teletransportarme desde la máquina del trabajo al Teletransportador que hay en mi casa, aunque no todos piensan como yo:

—Es una aberración — dice mi compañero de trabajo Charl.

—¿Por qué? ¿Tú sabes lo que estamos ganando en tiempo? Ahora puedo pasar más tiempo con mi familia y cuando tengo un descanso en el trabajo puedo poner la lavadora y adelantar trabajo en casa, ¡Es magnífico! — contesto.

—¿Pero tú tienes idea de en qué consiste el Teletransportador? Cada vez que te metes en esa cosa tu cuerpo se divide en pequeñas partículas que viajan a través del espacio, ¿Qué pasaría si se estropeara la máquina y tus partículas no se unen en destino que has escogido?

—Eso nunca pasará, esas máquinas están muy bien diseñadas y tienen un control continuo por parte de los técnicos, ¿Sabes cuántas noticias sobre fallos en Teletransportadores han salido en las noticias? Ninguna, porque esas máquinas no fallan.

Charl pone los ojos en blanco y se aleja un poco hacia la puerta, ya que tiene que volver a trabajar:

—Algún día Morton, algún día alguna de esas máquinas fallará y ocurrirá una catástrofe — dijo antes de irse.

Mi amigo es un poco melodramático, pero se lo perdono, ya que su hija pequeña entró en el Teletransportador de su casa con una amiga y ambas tuvieron un pequeño accidente, ahora cada una tiene el iris del color de la otra, hubo una especie de transferencia al intentar viajar las dos niñas a la vez, algo que está totalmente prohibido, solo puede viajar una persona por viaje. Charl tenía que haber puesto la protección anti niños al Teletransportador, pero ese día se le olvidó, fue un fallo suyo que afortunadamente no llegó a más, pero que podría haber sido un desastre.

Vuelvo al trabajo y termino mi jornada a las nueve de la noche, algo completamente normal debido a mi puesto. Antes, tenía que coger el coche para volver a casa y rezar por encontrar aparcamiento a las once de la noche, pero ahora solo tengo que meterme en el Teletransportador y en menos de cinco minutos ya estoy en casa.

Cojo mi maletín y me acerco a uno de los Teletransportadores de la oficina, ajusto los controles y marco la ruta, no hay nadie más en la oficina, soy el último en volver a casa, aunque eso suele ser lo habitual. Me meto en la cabina y espero. Algo va mal, las luces de la oficina se apagan de pronto, ha habido un apagón, pero justo cuando voy a salir de la cabina, el Teletransportador se pone en marcha y viajo a casa, o eso creo.

Aparezco en un sitio desconocido, lleno de árboles tropicales y plantas, me he tenido que equivocar de ruta al ajustar los controles de la máquina. Vuelvo la vista al Teletransportador que me ha traído hasta aquí, para solucionarlo, pero hay un problema, la máquina está rota, se ha fundido el generador y los controles están que echan chispas. Solo me queda una salida, andar.

El camino es largo y no estoy seguro de si voy en la dirección correcta, pero no importa, en algún momento tendré que salir de esta arboleda y entonces podré ubicarme. Oigo pasos detrás de mí, pero no estoy seguro de si son imaginaciones mías o no, me giro constantemente, pero nunca veo nada, aparentemente estoy solo.

Al final consigo llegar a un claro y al verlo, tengo la sensación de que no volveré a ver a mi familia en mucho tiempo. En el cielo hay dos soles y dos lunas, en el suelo hay unos charcos redondos extraños cubiertos por una ligera bruma, las luciérnagas iluminan el lugar y los árboles lo tapan con sus sombras. Este no es mi hogar.

Los pasos que antes oía detrás de mí, dejan de parecerme alucinaciones y me giro. Un anciano con túnica me observa:

—Soy el Guardián del espacio y del tiempo, ¿Quién eres tú?

—Me llamo Ear Morton y soy de Fuenlabrada, Madrid — contesto asustado — ¿Dónde estoy?

—Estas en la sala de los mundos, cada charco que ves en el suelo te lleva a un mundo diferente, ¿De dónde vienes?

—De la Tierra — contesto con un hilo de voz.

—¿La Tierra? No me consta de ningún mundo con ese nombre, ¿Cómo has llegado aquí?

—Por el Teletransportador, se estropeo y en vez de llevarme a casa me llevó a este lugar.

—Ah, eso tiene más sentido, al estropearse tu Teletransportador, perdió la dirección de tu destino y entonces te llevo al único lugar que podía llevarte, aquí, el paso intermedio, ahora solo tienes que buscar el charco que corresponde a tu mundo y conseguir así volver a tu hogar.

—Y ¿Qué charco corresponde a mi mundo? — pregunté temiendo la respuesta.

—Em, no me acuerdo, lo siento hijo, son muchos años en la sala de mundos y mi memoria falla un poco, pero podrías empezar probando con ese charco de ahí — dijo señalando el más próximo a mi ubicación.

Tembloroso me acerco a él, la bruma lo cubre y no puedo ver el fondo. No estoy seguro de poder fiarme del Guardián del tiempo y del espacio, pero no me queda otra opción. Meto el pie dentro del charco y éste me absorbe, ahora solo me quedaba rezar porque sea el charco correcto.

Si te ha gustado…

Sé lo que me vais a decir, que este relato da para mucho más y es cierto, se podría hacer hasta una serie de él, contando las aventuras de Ear Morton y sus viajes por los mundos, pero he preferido que todas esas historias se os ocurran a vosotros y que disfrutéis con ellas, yo solo os doy la base de la historia y que vuestra imaginación vuele.

Para escribir este relato me he inspirado en el libro de Narnia, el sobrino del mago, por su “sala de mundos” y en la peli de Predators y la aparición de Adrien Brody en un mundo completamente distinto al suyo.

Con este relato quiero que penséis: ¿Merece la pena arriesgar tu vida por tomar un atajo? ¿Merece la pena cruzar con el semáforo en rojo (por ejemplo) para llegar antes al trabajo?

Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.

Y un saludo de Silvia!!

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