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Foto del escritorSilvia Berdejo Gomez

El disparo

No me gusta tener que darle esta mala noticia a ella, pero las reglas de la empresa son claras. Hace más de un año que está con nosotros y Diana no ha conseguido alcanzar las expectativas de la compañía como se esperaba. Dado que soy su jefe, me ha tocado ser quién le dé la noticia. Afortunadamente no estaré solo, mi compañero y amigo Félix estará a mi lado y ambos como jefes de Diana le comunicaremos su baja en la empresa.

Tengo un motivo oculto por el cual esta situación me incomoda el doble y ese motivo es que Diana me gusta, me gusta más de lo que la empresa permitiría y si le digo que está despedida, temo no poder tener un futuro con ella después. Sin embargo, ya es tarde, Félix, Diana y yo nos hemos reunido en una sala, amplia y acristalada, para hacer nuestro trabajo.

—Bueno, Diana — empieza Félix — te hemos reunido aquí para preguntarte sobre cómo te has visto en la empresa estos últimos meses.

—Yo me he visto bien, de hecho creo que mejor que el trimestre pasado — se ríe.

—Bueno pues te hemos traído hasta aquí porque nosotros no lo hemos visto igual.

La cara de incredulidad de Diana se hace patente, ella siempre ha sido muy expresiva.

—Y me temo que esto ha llegado a los gerentes y han tomado la decisión, en consecuencia, de finalizar tu contrato hoy.

Un susurro, un segundo, un disparo. El tiempo se para por un instante y una bala impacta en la cabeza de Diana. El cuerpo de Diana cae inerte al suelo y la sangre empieza a salir por el agujero de su frente. Busco el orificio de entrada de la bala, hay un agujero en el cristal, alguien la ha disparado desde otro edificio. Busco al culpable, pero no veo nada.

—¡Voy a buscar ayuda! ¡tapa la herida! — me grita Félix antes de salir corriendo de la sala.

Es inútil tapar la herida, ha sido un disparo limpio a la cabeza, un profesional, ha tenido que ser un profesional. Su mirada perdida mira al infinito, está muerta.

Estoy en shock, ni siquiera me entero cuando llega la policía y los médicos, me sacan del edificio y cuando me quiero dar cuenta estoy sentado en la ambulancia con una manta sobre los hombros.

—¿Qué ha pasado? — pregunto aún aturdido a mis amigos.

—Alguien ha disparado a Diana desde otro edificio — contesta Mari Loli.

—Un francotirador — aclara Dana.

—Pero, ¿quién ha podido hacer una cosa así? Y ¿por qué?

Nadie lo sabe. Nadie tiene respuestas. Sin embargo yo no puedo dejarlo pasar, no por alguien que me importa tanto como ella.

Pasados los días y tras el funeral, empiezo a investigar, ¿quién la odiaba? ¿quiénes eran sus enemigos? Todo lo que pueda averiguar. Sin embargo, descubro poco.

Su vida gira en torno al misterio, no tiene casa, ni documentación, no tiene nada. Ha salido de la nada, como si fuera una espía del gobierno o un criminal.

Me siento en el banco de su parque favorito y me la imagino paseando por sus caminos, en una de las barcas del estanque o comprando un perrito caliente en uno de los food trucks. Es entonces cuando escucho una especie de chispazo, alguien me ha hecho una foto.

Busco el origen del ruido y me adentro en el bosque, la autora de la foto intenta huir, pero yo la alcanzo antes, es Diana.

—¡Diana! — exclamo atónito — esto no puede ser, ¡si estás muerta!

—Es complicado — dice ella un poco aturdida.

—Te vi morir, vi como tus ojos se apagaban, ¡estabas muerta!

—Por favor, no montes una escena y déjame que te lo explique.

Me callo y aguardo la incomprensible explicación que lo aclarará todo.

—Vengo del futuro y en ese futuro, tú eres muy importante, tu reactor de fusión nos salvará a todos de la extinción. Sin embargo, los Tornaroks, unos alienígenas que quieren conquistarnos, quieren matarte y evitar así que inventes el reactor de fusión que acabará con ellos.

—Un segundo, ¿me estás diciendo que vienes del futuro?

—Así es.

—¿Y cómo sobreviviste a ese disparo en la cabeza? ¿cómo has viajado en el tiempo?

—Robamos una de sus máquinas del tiempo a los Tornaroks y con ella, puedo mantenerte con vida. Soy, por decirlo así, tu guardaespaldas, te protejo de esos monstruos que insisten en matarte.

—Y ¿yo qué puedo hacer?

—Debes acabar tu reactor y debes terminarlo hoy.

—¿Por qué hoy?

—Porque hoy es el día del juicio final.

De repente unas manchas aparecen en nuestro cielo provocando un ruido parecido al que hacen los aviones, las manchas se acercan y al poco me doy cuenta de que son naves espaciales. Los Tornaroks vienen a por nosotros y la supervivencia de la especie depende de nosotros.








Si te ha gustado…


He escrito esta historia inspirándome en Terminator y sus viajes en el tiempo. Si un enemigo externo fuera capaz de viajar en el tiempo, tendría que crearse en consecuencia una policía atemporal que controlara y mantuviera el pasado intacto.

Con este relato quiero transmitir una idea, nunca se llega a conocer a alguien del todo y si tomas una decisión debes tener presente las posibles consecuencias que pueda acarrear.

Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.

Y un saludo de Silvia!!

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