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Foto del escritorSilvia Berdejo Gomez

Dulce Venganza

Hoy se celebra la reunión de antiguos alumnos de la escuela Hurson. Llevo meses pensando en qué hacer, ir o no ir. Por un lado no quiero, porque lo pasé fatal en el colegio, los niños se burlaban de mí, me pegaban y me hacían de todo, convirtieron mi infancia en un infierno. Sin embargo, por otro lado, quiero demostrarles que ahora soy más fuerte de lo que fui entonces.

Tras mucho pensar decidí ir a la reunión, pero ideé un plan. Me vestí para la ocasión: un buen traje, una corbata, unos gemelos y un buen afeitado. Como equipaje de mano solo necesitaba un maletín y con eso me bastaba para llevar a cabo mi venganza.

Llegue al colegio y se me encogió el corazón al ver los ladrillos del edificio, los recuerdos me abrumaban, pero los aparté a un lado al entrar en el gimnasio del mismo.

En la entrada se encontraban Loreta y Valdia, las gemelas más insoportables que jamás he conocido:

—Nombre y clase, por favor — me pidieron al unísono.

—Steve Ritman — dije tímidamente.

Los dos clones levantaron rápidamente la cabeza de los papeles que tenían en la mesa y me miraron sorprendidas:

—¿Sacamoco? — preguntaron

Sentí un pinchazo en el corazón al oír el repugnante mote que me pusieron todos y me hirvió la sangre:

—Ahora ya no — conteste conteniendo la rabia.

—Sí, claro perdona — dijo una de ellas — aquí tienes tu identificación, póntela en la chaqueta para que todo el mundo te reconozca.

Miré la tarjeta con asco y descubrí en ella mi horrible foto de graduación, con brakets, granos y pelo tazón. Menudo pardillo que era.

Entré en el gimnasio sin decir nada más. Éste fue transformado para la celebración. Había mesas con comida, un escenario con un micrófono, fotos de nosotros, música y luces disco allá donde mirases. Intenté reconocer los rostros de la gente que ahora se me antojaban desconocidos y reconocí a una, Lili day:

—¿Lili? — pregunté sorprendido.

Ella tardó unos segundos en reconocerme, pero cuando lo hizo se quedó tan sorprendida como yo:

—¿Steve?

—¿Qué haces aquí? — pregunté más preocupado que sorprendido.

—La verdad, no sé por qué he venido, supongo que para demostrar a los demás que ya no soy esa chica bajita y gafotas a la que llamaban Mofeta.

—¡Mofeta! ¡Sacamoco! ¿Qué hacéis vosotros aquí? ¿No deberíais volver a vuestra pocilga a dormir con los cerdos? — dijo una voz difícil de olvidar.

—Hola Maron, iríamos, pero vosotros ya la habéis ocupado — contestó molesta Lily.

Maron y sus amigos: Sebastian y Cargun, se rieron como locos y nos miraban con desprecio:

—Pero siempre hay sitio para una cerda más — soltó Maron guiñándola el ojo.

Lili salió del gimnasio corriendo y yo la seguí preocupado. Maron y sus cómplices la hicieron la vida imposible, al igual que a mí:

—¡Lili!

—¡No puedo más Steve! Ellos tienen razón no debería haber venido, aquí no pinto nada.

—Eso no es cierto

—Sí, sí que lo es, disfruta de la velada, yo ya he tenido suficiente.

Intenté convencerla para que se quedara, pero sabía que no lo conseguiría, aunque le dijera lo que tenía planeado. Volví al gimnasio más decidido que nunca y allí, al lado del ponche, abrí mi maletín.

Ante todo tenía que protegerme de mi propia venganza, así que me puse unos cascos y empecé a escuchar música disco. Después contemplé la máquina que escondía en mi equipaje de mano y sin pensármelo dos veces, la encendí.

Nada más hacerlo todo cambió, las ondas que emitía mi maleta afectaron a todo el mundo en un radio de cincuenta metros, tal y como había planeado. Las emisiones despertaron el lado más agresivo, salvaje y despiadado de la gente y mis compañeros, aquellos que se habían divertido viéndome sufrir, empezaron a pelearse los unos contra los otros.

Vi como Maron pegaba puñetazos como un loco a Lonie, nuestro profesor de matemáticas, al mismo tiempo que éste intentaba como un loco devolverle el golpe. Clara, mi amor en el colegio y la que pasaba olímpicamente de mí, tiró del escenario a Sarla que intentaba zafarse de las garras de su amiga. Sebastian y Cargun se pegaban entre sí con igual fuerza, ambos sangraban enormemente por la nariz y las gemelas clavaban puñaladas con los bolis que antes usaban para escribir las tarjetas de identificación, en el torso del Gauden, el pelota de turno.

Contemplé satisfecho mi venganza y vi como las peleas se hacían cada vez más violentas. Clara atravesó a Sarla con el palo del micrófono como si fuera una lanza, al mismo tiempo que ésta escupía un río de sangre. Maron, tras acabar con Lonie, estampó una bola disco en la cabeza de Sebastian que cayó inconsciente al suelo en un mar de cristal. Cargun, rabioso, arrancó de un mordisco la garganta de la profesora Palm y, por otro lado, las gemelas se defendían con una silla de los ataques enloquecidos del profe de gimnasia.

La música disco de mis oídos hacía que saboreara mejor mi venganza y contemplé realmente feliz la escena, hasta que alguien que no me esperaba apareció en el gimnasio. Lili Day había vuelto a la fiesta.

Nada más entrar se vio afectada por las ondas de mi maletín y se abalanzó contra Carla hecha una furia. Horrorizado apagué la máquina, no iba a permitir que mi amiga sufriera por algo que he creado yo. Se suponía que al apagar el aparato, todos dejarían de escuchar las ondas y que por tanto volverían a ser ellos, pero no fue así.

Furiosos y llenos de rabia, todos identificaron el origen de las ondas, sabían que yo era el culpable. Ahora vienen a por mí.

Si te ha gustado…

Seguramente ya sabrás en qué me he inspirado, pero por si acaso te diré que me he inspirado en Kingsman, una gran peli con la mejor escena de violencia que he visto en mi vida (la escena de la iglesia) y también me he inspirado en Carrie, libro de Stephen King y llevado al cine un par de veces.

Soy una persona especialmente vengativa, es uno de mis defectos preferidos, así que, como persona experta en el tema, tengo que decir que muchas veces la venganza vuelve como el Karma y esa es la moraleja de esta historia. A veces lo que se enciende con un interruptor, difícilmente se apaga.

Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.

Y un saludo de Silvia!!

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