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Foto del escritorSilvia Berdejo Gomez

Conocimiento

No puedo ni imaginarme como debía de ser esto hace diez años. Si ahora me parece un horror tener que pasar horas enchufada en la máquina del conocimiento para aprender las lecciones de clase. Imagínate hace unos años, cuando no existía Conocimiento y los estudiantes tenían que dedicar horas de su tiempo a estudiar frase por frase cada entramado mensaje. Tenemos mucho que agradecer los estudiantes de esta época, la forma de examinarnos ha cambiado, ahora todo es poner en práctica la materia que nos ha transmitido Conocimiento, no tenemos parte teórica en los exámenes, si la tuviéramos todos la aprobaríamos, ya que Conocimiento nos graba en el cerebro la misma información.

El funcionamiento es el siguiente, si antes cada estudiante al volver de clase tenía que pasarse horas estudiando para los controles. Ahora tan solo tenemos que llegar de clase y enchufarnos un par de horas a una máquina, a la que se ha bautizado con el nombre Conocimiento, para comprender e interiorizar todo lo que los profesores nos han enseñado. Tenemos más tiempo libre para nosotros que nuestros antepasados, ya que Conocimiento tarda mucho menos en meternos toda la información en el cerebro de lo que habríamos tardado nosotros en procesarla por nosotros mismos.

Sin embargo, desde hace unos días noto algo distinto, los discos que nos pasan los profesores para introducirlos en Conocimiento, nos están cambiando. Lo veo en mis compañeros, quiénes incluso detestando la política ahora se meten y discuten sobre el tema.

He visto en las noticias lo del plan de la reforma educativa que tiene pensado implantar el gobierno y las protestas y manifestaciones de los profesores. En cambio, esa reforma educativa es para bien de los alumnos y tanto los padres como los estudiantes están contentos con el nuevo programa. Hasta ahora.

Cada vez más y más mis compañeros y amigos se meten en las protestas de los profesores y eso se nota sobre todo en clase:

—La reforma chicos, esta reforma será la que destruirá por completo nuestro sistema educativo… — repite el profesor Marx.

Los alumnos aplauden y vitorean al profesor como si de un meeting político se tratara y yo me pongo mala. Algo está pasando, los profesores están tratando de manipularnos, de adoctrinarnos.

Noto la mirada del Marx justo después de haber puesto los ojos en blanco.

—¿Algo qué decir señorita Loons? — me pregunta.

—No lo entiendo, ¿Qué tiene en contra del plan de reforma?

—Tiene que estudiar las lecciones que les pasamos los profesores, señorita Loons, esa reforma pretende erradicar la existencia de los profesores ya que alegan que la existencia de Conocimiento realiza toda nuestra labor, pero ¿Vamos a permitir que nos controlen las máquinas? — grita Marx como si fuera un predicador.

—¡NO! — Gritan al unísono los estudiantes.

El meeting continúa y yo pienso que el profesor tiene razón, llevo unas semanas sin conectarme a Conocimiento. Por eso no estoy ahora como mis compañeros, vitoreando al profesor como si fuera el nuevo mesías.

Tengo que pensar en algo, tengo que encontrar la forma de pillar a los profesores metiendo mensajes subliminales en las lecciones que nos pasan. Para ello, me meto en la sala de profesores y busco.

No encuentro mucho, algunas tablets sin contenido, el café del profesor Totels (que tal y como sospechábamos contiene alcohol) y unas revistas pornográficas del profesor de gimnasia. Lo normal. Escucho el ruido de unos pasos acercándose y yo me escondo corriendo en el armario.

A los pocos segundos la profesora de lengua y la de matemáticas entran en la sala y a mí se me acelera el corazón.

—¿Tienes preparada las lecciones para mañana? — le pregunta la de Lengua a la de matemáticas.

—Sí, soy previsora, además he añadido unos cuantos mensajes más para llegar aún más a mis alumnos.

—Bien hecho, aunque intenta que esos mensajes no se noten mucho, si los padres se enteran de nuestros planes, podríamos perderlo todo.

—Entendido — dice haciendo una ligera pausa la de matemáticas — una pregunta, ¿Qué hacemos con la señorita Loons? Marx me ha dicho que hoy se le ha enfrentado en clase, sospecha que no se está enchufando las lecciones.

Intento contener el aliento tras la puerta del armario y evitar hacer cualquier ruido, ya que ahora sé que estoy en grave peligro.

—¿De verdad? — pregunta sorprendida la profesora de lengua — Nos encargaremos de ella entonces, meteremos la idea a nuestros alumnos de que la señorita Loons es una traidora de la causa y en unos pocos días, ella desaparecerá, no tendremos de qué preocuparnos.

Veo por la rejilla de la puerta como las profesoras dejan sus lecciones en una taquilla bajo llave y salen por la puerta, juntas. Tras unos minutos de espera, decido salir, tengo intención de salir corriendo por la puerta nada más hacerlo, pero algo me detiene, la taquilla donde se esconden las lecciones.

La miro de reojo y finalmente me lanzo. Abro la taquilla con una ganzúa y cojo las lecciones. Sé que tengo que actuar deprisa y que no tengo tiempo que perder así que conecto las lecciones al Conocimiento que hay en una esquina y elimino de él todos los mensajes subliminales que tan perversamente los profesores nos han inculcado. Antes de quitar los discos de las lecciones se me ocurre otro plan. Un plan casi tan malvado como el de los profesores, pero necesario para eliminar la amenaza.

Conecto la cámara de Conocimiento y me grabo a mí misma:

—Hola compañeros, los profesores tienen miedo a la reforma educativa porque ello supondrá la eliminación de su profesión y la implantación definitiva de Conocimiento. Por ello, se han dedicado a meternos mensajes subliminales en nuestras lecciones, para que nosotros luchemos por su causa. Nos han manipulado, nos han metido ideas en nuestra cabeza para controlarnos, pero se acabó. Quiero que mañana, cuando escuchéis este mensaje, detengáis a los profesores de inmediato y los llevéis ante las autoridades. Este es el principio, de una nueva Era.

Dejo de grabar y meto mi mensaje en todas las lecciones que hay dentro de la taquilla. Si ellos quieren guerra, guerra será lo que tendrán.

Si te ha gustado…

Para escribir este relato me he inspirado en un montón de películas, entre ellas: en Matrix y su máquina del conocimiento que hace que Neo aprenda Kung fu, en The faculty y sus malvados profesores y en La Ola, película alemana que representa muy bien la teoría de la manipulación de un profesor a sus alumnos.

La moraleja de esta historia guarda un secreto. Los profesores son personas y como personas nos resulta muy difícil ser imparciales, por eso, todo el mundo en su vida ha tenido un profesor cuya ideología es de sobra conocida. No hace falta una máquina llamada Conocimiento para manipularnos, los humanos tenemos el poder para hacerlo. Por ello, no dejéis que “las lecciones” de nadie os manipulen.

Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.

Y un saludo de Silvia!!

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